Este es el último milagro de la naturaleza. Porque cuando todo ya estaba listo... faltaba un paisaje completamente blanco que simbolizara la pureza del planeta tierra...

El Ultimo Milagro de la Naturaleza...

La Antártica cautiva... un continente sumergido en hielos eternos, con días sin fin y noches de cielos límpidos y estrellados.

La Antártica es el continente de las excepciones... excepcionalmente desconocido... excepcionalmente misterioso. Natural, sobrecogedor, hermoso y tenebroso... un lugar dominado por pingüinos, ballenas y aves, donde el hombre es el invitado y sólo cuando la propia naturaleza así lo permite.

Años atrás, sabíamos de la Antártica sólo por ser un continente habitado por científicos cuyo afán era intentar desenmascarar desde sus helados territoros la vida de la propia Tierra y augurar lo que el destino nos tenía preparado.

Hoy, más que nunca, tenemos la oportunidad de recorrer como turistas - científicos, su gélido suelo, sus montañas interminables recortadas por un mágico cielo azul, sus vientos fríos, helados y su eterna soledad, siendo nuestros amigos pingüinos, sus incondicionales habitantes.

Un continente con más de 14 millones de kilómetros cuadrados, la reserva más grande de agua en el planeta con más del 90% del hielo del planeta, la historia de la Antártica va de la mano con la historia del propio hombre.

Su descubrimiento se divide entre los cazadores de ballenas y los últimos grandes exploradores, que veían a la Antártica como su última gran aventura y el último lugar para dejar una bandera de recuerdo.

Las visitas solamente pueden ser realizadas durante el verano, entre noviembre y marzo, época del año en que los días son eternos. Existen diversos programas para realizar, entre los que destacamos los Programas de vuelos a la Isla Rey Jorge, Cruceros que zarpan desde Ushuaia y Cruceros desde Punta Arenas. Nuestra invitación es a ser parte de una expedición inolvidable, donde además de disfrutar de esta naturaleza casi inexplorada, podrá aprender por qué es importante cuidarla.



 

 

 

 

Viva a experiência